Sinestecia
I
Por donde habitan los pliegues de tu cintura
voy asomando los hábitos de lo cotidiano.
Que de días me sonrojo al ser el amante,
antiguo valuarte de poetas pendencieros.
¿Adonde voy a llegar amándote de odiar este océano de viento que nos separa,
e hincha este amor como blancas velas de un galeón perdido en el mar de mi patria?
Por la sentencia de tus pupilas, voy buscando la traición.
Ya lo se; soy de andar planetas de colores, y amores de papel blanco, con letras negras;
suficiente para vivir como un perro hambriento, esperando la calle que esta por venir
Supiera de magnitudes, la ausencia de tus palabras,
no habría perdón posible, a crimen pagano de no besarte.
Si caímos juntos en el amor
y hasta los locos nos compadecen de esta cordura.
Somos un mal ejemplo
un vuelo de ave encumbrándose a favor del cosmos.
Pero es la distancia mi geotropismo
y la distancia tu consagración perpetua en los días del porvenir.
Es aquí y ya, la dicotomía del hacer y ser;
del que quise y el que tengo
Sutilmente has abierto con tus manos ese pequeño abismo del tiempo y mis épocas
como la languidez de la resurrección que es el consuelo de mártires y guerrilleros
… que este trago pase por mi, y después la dicha de la sencillez…
Antes de tu presencia inaudita y el anidar de una mariposa en mi cien,
ya era de amar ausencias.
Corrían por mi piel lágrimas dulces de niño-amador
y endulzaba la vida con mis derrotas.
Ahora me dueles como duelen las flores en las manos de una viuda,
antes de partir a los brazos de su nuevo amante.
Por el tiempo que de esperarte,
yo no guió mis ojos al cosmos,
ni voy atado a la cola de un cometa.
Las nebulosas me son en negro
y los ríos son buses
que llevan consigo despojos de la ciudad
Pero no todo es calamidad.
No urjas por mis labios antes que muera la luz
O sollocen los elefantes en el rictus mortem.
Voy camino a tu encuentro, mi dulce mujer del viento.
Solo me queda empezar a soñarte,
repartiendo besos a la calentura de los mundos venideros.
Pero despiertas tú y abro mis ojos para llamarte amada mía.
Como vez, esa extraña aparición mitológica,
como noche de luna en medio del mar,
me es de recuerdos de equinoccios,
de calles de barro y frió de invierno.
De casitas fumadoras esperando tu llegada
mientras me perdía en las incertidumbres
de ese pueblo dormido en la pereza de la pobreza
He abierto los paradigmas de ahora buscarte.
Si te encuentro y no te hallas,
si me vez y ya no miras,
si he de de aquí como tantas otras veces;
malditando de haber sonreído en jardín ajeno.
He abierto los paradigmas
¿No lo vez acaso?
Si de llegar en esta mañana fría y lluviosa del sur de chile;
llegar a encontrar el antiguo pueblo de besarte en sus calles de barro
¿Cuánto ha cambiado?
He abierto los paradigmas,
¿Lo haz notado?
Antes; partiendo de no verte hasta el recuerdo
Hablándole a un niño de mis ausencias eternas
De la ultima mirada; de ojos que no he mirado
…¡Pero he aquí y ahora!...
He abierto mi propio paradigma,
hablando en noches telepáticas.
Seduciendo a la diosa locura
Amando más que nunca tu aliento tibio,
perdido en el mítico baúl de mis recuerdos.
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